martes, 15 de junio de 2010

A coreano regalado...


Ganó Brasil y no es noticia. Ganó 2-1 contra Corea del Norte y eso sí es noticia. Se puso en ventaja con un gol que tuvo la inestimable colaboración del arquero. Mereció el triunfo. Lo justificó. Mostró falencias ofensivas, una alarmante ausencia de cambio de ritmo. Fue prolijo para ocupar espacios. Demasiado prolijo ante un rival que estaba programado para aguantar. Con armas leales, pero aguantar. Brasil no asustó. Tampoco sufrió, pese al gol de Corea del Norte cuando faltaban tres minutos, descuento incluido.

Robinho fue de lo mejorcito de un equipo que quedó en deuda. Michel Bastos mostró, en el segundo tiempo, que es de lo más parecido a Roberto Carlos (hasta en su pegada en los tiros libres) de los últimos tiempos en esa posición. Maicon completa el podio, porque al menos una vez pasó al ataque con la decisión que muestra en el Inter y encima contó con la gauchada de Myong Guk Ri.

Corea del Norte tuvo una actuación digna, digamos. Se ocupó de armar un bloque defensivo prolijo. Un 5-4-1 que no recurrió al planchazo para frenar a Brasil. Orden y, si se podía, algún contraataque. De hecho, Julio César, antes de ir a buscar la pelota adentro de su arco, sólo había atajado dos facilongas. Pero cuando se encontró en desventaja, no tuvo reacción, no cambió el chip, seguramente porque ese chip no existía. Avanzó en el campo casi por inercia, aunque no hizo más que entregarle espacios al Scratch para que estirara la diferencia: pase de crack de Robinho y toque cruzado de Elano. ¿Kaká? Todavía no debutó. ¿Sí? ¿En serio? Naaa, no jodan.

Brasil ganó el partido que Portugal y Costa de Marfil vinieron a ganar. Lo hizo con lo justo. Está claro que los clasificados a octavos de final saldrán de los equipos mencionados. Y si, como se presupone, España termina como líder del grupo H, podría cruzarse con el Scratch en octavos de final. No estaría mal, ¿no?

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