87 años pasaron de aquella inolvidable noche neoyorquina. 14 de septiembre de 1923, era la primera disputa en ser dominada “La pelea del siglo”, era una convocatoria multitudinaria para ver al campeón de peso completo, de un lado, un campeón de masas como lo era Jack Dempsey “El Asesino de Manassa”, del otro, un caudillo que tenía todas las contras en ser visitante pero que venía con todas las de ganar: Luis Ángel Firpo “el Toro Salvaje de las Pampas”.
La convocatoria para dicho espectáculo fue impresionante, 90 mil personas llenaron el Polo Grounds –entre ellos mil periodistas y 10 mil personas que entraron en cuestión de segundos ni bien el estadio abrió sus puertas-, el trafico en la ciudad de los rascacielos era un caos: “Hacia las 7 de la tarde comenzó un verdadero alud humano. Las líneas elevadas de las Avenidas Sexta y Novena, que corren por la Octava Avenida y tienen estación frente al mismo Polo Grounds, lo propio que los trenes subterráneos que corren por la Lenux Avenue y la Jeronie Avenue, funcionaban a su capacidad máxima” informaba un noticiero local.
En cuanto la recaudación de la pelea, se había superado el millón de dólares del cual el 20 % fue para el argentino, el 27% para el norteamericano y otro porcentaje para Tex Rickard, el gran promotor del boxeo en esos años, deporte que junto al beisbol era de atracción masiva en Estados Unidos.
En cuanto la recaudación de la pelea, se había superado el millón de dólares del cual el 20 % fue para el argentino, el 27% para el norteamericano y otro porcentaje para Tex Rickard, el gran promotor del boxeo en esos años, deporte que junto al beisbol era de atracción masiva en Estados Unidos.
A la expectativa de la post pelea, se le sumaba la tensión y emoción previa, en Argentina la pelea fue seguida por millones de personas. En Capital, la gente se amontonaba para escuchar la disputa en altavoces. El Luna Park en cambio, permitió la entrada de casi 2500 personas que pagaron para seguirla por retransmisión de la Radio Sud América. “La Nación” dispuso de un aparato telegráfico para contar la noticia al instante y generar un grado de perspectiva y nervios aun mayor en el publico local.
Firpo llegaba -con el húmero fracturado- con un peso de 87,315 kg y un record de 26(22 KO)-2-0 (11 de ellas en tierras norteamericanas), por su parte Dempsey -que defendía su corona por sexta vez- contó con un peso de 98,201 kg y un registro de 59(49 KO)-4-8.
El momento tan esperado, ya había comenzado, pasada las 22 hs la campana sonaba y el combate fue sin dudas, una pelea de gladiadores: en el primer round, Firpo fue noqueado en siete oportunidades, su inexperiencia lo llevó a que cuatro de esas siete veces fueran cuando se intentaba recuperar -en esa época, no existía la regla que señala que el boxeador que tumba a su oponente tiene que ir al rincón neutral- ; sin embargo, cuando el primer asalto terminaba, Firpo con un gancho de derecha logró sacar al Dempsey de cuadrilátero, aunque el estadounidense recibió la ayuda de comentarista Jack Lawrence y el operador Perry Grogan para incorporarse al ring y una cuenta de segundos del árbitro Johnny Gallagher –quien luego fue suspendido por cinco semanas- interminable que lo ayudaron a terminar el primer giro. El 2do asalto duró a penas 57 segundos, la segunda caída del juninense fue la definitiva, y en la Argentina lo titulaba como un campeón moral: “¡Luis Ángel Firpo, el futuro campeón mundial de todos los pesos, perdió por KO en el segundo round!” eran los gritos de los locutores en las calles de Buenos Aires.
El 14 de septiembre se bautizó como el día del boxeador en nuestro país gracias a la categoría del corpulento Luis Ángel, quien hoy en día es un ejemplo tanto para el pugilismo nacional como para la historia del boxeo mundial.
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